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En la primera parte de este blog “Los primeros 3 años del resto de mi vida – De Ejecutivo Corporativo a Consultor organizacional Parte 1” tuve la oportunidad de compartir un poco de mi experiencia profesional y cómo tomé la decisión de evolucionar del mundo Corporativo al de la Consultoría (Consultor integral). Asimismo, incluí algunos de los aprendizajes que hemos tenido durante los 3 años que tenemos de estar operando con nuestro grupo consultor Business Management Allied (BMA). A continuación, incluyo otros aprendizajes que complementan los de la Parte 1, con la intención que sirvan de apoyo, reafirmación e inspiración para todos aquellos que están en el proceso de emprender algún proyecto en su vida:
Selecciona cuidadosamente a la Tribu
Emprender un proyecto que implica ofrecer y vender servicios que solucionan problemas de los clientes requiere de asegurarse que la propuesta de valor deba tener: consistencia, diferenciación, ecuación costo-beneficio balanceada, agilidad, flexibilidad y que inspire confianza. Diseñar dicha propuesta de valor es sumamente difícil desde el punto de vista del concepto y de la ejecución, siendo esta última la parte decisiva que determina la posibilidad de continuar operando como negocio. Para poder hacerlo, es críticamente clave el escoger minuciosamente a los miembros de la “tribu” o el equipo que estarán a cargo de proveer y ejecutar esa propuesta de valor. Entre las cosas que yo personalmente considero indispensable como requisitos que deben tener estas personas están: a) Valores y principios alineados a los de la organización que estamos desarrollando, b) Ética de trabajo alineada a lo que requiere la propuesta de valor, c) Conocimientos complementarios a los del resto del equipo (diversidad de opinión y pensamiento), d) Candidez y transparencia en su comunicación, e) Comportamiento tribal: cada quien tiene su rol, el cual es clave para el cumplimiento del objetivo y ningún rol es más importante que otro. Finalmente, un ingrediente clave para poder trabajar con alguien es que yo tenga 100% de confianza en la persona y su trabajo, lo cual me permite asumir SIEMPRE que los miembros del equipo actúan bien intencionados.
Socializar el Proyecto
El iniciar un proyecto que persigue reclutar clientes y vender servicios requiere de una estrategia clara y agresiva de búsqueda de compañías que potencialmente podrían convertirse en clientes. Existen muchas técnicas y estrategias comprobadas para lograr esto que están documentadas ampliamente, sin embargo, una de nuestras técnicas más efectivas ha sido el socializar lo que estamos haciendo. Esto quiere decir, utilizar cada oportunidad de contacto social (cara a cara y red social) para comunicar lo que hacemos y cómo entregamos valor. Personalmente, trato de hablar y establecer contacto con al menos 2-3 personas nuevas por semana para contarles de nuestro grupo. Estas personas pueden ser referidos, amigos, familiares, colegas, compañeros de trabajos anteriores, autores de artículos en redes sociales que contacto y muestro interés por sus temas y cualquier persona con la que entro en contacto por cualquier circunstancia. Hay oportunidades que han surgido a través de estas conversaciones casuales.
No hay interacción negativa
Retomando el punto 2, hay ocasiones (de hecho, muchas) en donde las interacciones que logramos no se convierten en oportunidades de trabajo o proyectos. Eso es parte del juego que hemos elegido jugar, es el precio de entrar a la cancha. Sin embargo, la parte positiva de esta acción es: a) Nos conoce más gente, b) Conocemos más gente, c) Pueden surgir oportunidades de alianzas, d) Aprendemos algo que puede enriquecer nuestro conocimiento o nuestro espíritu.
Pasajero de la “Montaña Rusa”
Las “Montañas Rusas” no son para todas las personas, ya que cuando nos montamos en ellas experimentamos varias emociones que no son agradables para todos, por ej.: a) La adrenalina de los cambios de altura y velocidad, b) La libertad de estar al aire libre a altas velocidades y alturas, y c) La incertidumbre de no saber en qué dirección vamos a ir en los próximos 2-3 segundos. El trabajo del Consultor integral es muy parecido, ya que no todos podemos manejar la incertidumbre de cuando llegará el próximo cliente, cuándo saldrá el cheque que utilizaremos para pagar nuestras obligaciones, cómo serán los ingresos el próximo año y cómo planeo mi vida en función a esta incertidumbre. Es necesario tener bien claro el proyecto de vida y emprendimiento que iniciamos y desarrollar mecanismos emocionales y planes concretos para poder lidiar con la incertidumbre y la “Montaña Rusa” que esto representa.
La Audacia y Decisión nos llevan al aprendizaje
En este mundo de la consultoría hay ocasiones cuando los clientes nos piden algo que nunca hemos hecho o que no conocemos, pero que está relacionada con alguno de nuestros servicios. Nuestra posición es ser audaces y decisivos siguiendo el siguiente proceso: a) Entender qué específicamente quieren, b) Cómo esto agrega valor para ellos, c) Documentarnos y aprender del tema (recuerden que el conocimiento es un commodity como dijimos en la parte 1 de este blog) d) Incorporar el tema dentro del servicio requerido con el análisis y perspectiva de nuestra base de conocimiento y experiencia y e) Proveer la solución y el valor buscado. El resultado neto de este proceso es que nuestro cliente quedó satisfecho con el valor entregado, nosotros aprendimos algo nuevo y que podemos incorporar como parte integral de dicho servicio en el futuro.
El disfrute como modo de vida
Uno de los mayores beneficios de trabajar como Consultor integral de manera independiente es que tu mismo defines tu agenda de trabajo. Los proyectos y sus tiempos de entrega se definen en conjunto con los clientes, pero cómo se organiza el trabajo desde que inicia hasta que termina está prácticamente en manos del Consultor integral. Esto permite una flexibilidad nunca antes experimentada por alguien que ha estado acostumbrado a la intensidad (no necesariamente productividad) del mundo corporativo. Con esta flexibilidad vienen otros beneficios como: tener más tiempo para cuidar de la salud, más tiempo familiar, más tiempo para aprender, más tiempo para disfrutar (simplemente disfrutar el momento que vivimos), más tiempo para pensar en cómo contribuir a la sociedad que me ha dado tanto, trabajo voluntario, etc. El resultado neto que he experimentado con este tema es que soy más productivo y más eficiente mientras disfruto más de muchas cosas.